Lavadero calle Gaibiel
Los lavaderos públicos fueron durante siglos lugares de encuentro donde ponerse al día de las noticias locales. Meditar en su interior, con presencia y conciencia, supone casi escuchar esas voces cotidianas todavía haciendo eco entre su artesonado, con frecuencia de madera y los sonoros chorros de sus caños, en los lavaderos ubicados en zonas más generosas de agua.
Fueron mucho más que un lugar donde lavar la ropa. Cada lavadero congregaba a decenas de personas que acudían cargadas con cerradas, cestas y calderos a lavar la ropa. Hoy sólo los románticos acuden a ellos y no para lavar; unos para recordar, otros para tomar contacto con el pasado… pero nadie niega que fueron verdaderos centros de socialización del mundo rural.
Con la llegada del agua potable a las viviendas y más tarde de los electrodomésticos para lavar la ropa, perdieron su actividad los lavaderos públicos. No obstante en Caudiel se conservan tres en perfecto estado, siguiendo en uso para ocasiones excepcionales como prendas enormes o simple capricho de hacerlo a la antigua, y siempre para refrescar al paseante
Construido en 1929 y restaurado por la Escuela Taller “Tejavana” en el año 2000. Es de planta rectangular, compuesto por cinco arcos de mampostería de piedra natural, con la armadura cubierta de madera, y techado de ladrillo cerámico y teja curva árabe.