Lavadero calle Pelayo
Fueron mucho más que un lugar donde lavar la ropa. Cada lavadero congregaba a decenas de personas que acudían cargadas con cerradas, cestas y calderos a lavar la ropa. Hoy sólo los románticos acuden a ellos y no para lavar; unos para recordar, otros para tomar contacto con el pasado… pero nadie niega que fueron verdaderos centros de socialización del mundo rural.
Con la llegada del agua potable a las viviendas y más tarde de los electrodomésticos para lavar la ropa, perdieron su actividad los lavaderos públicos. No obstante en Caudiel se conservan tres en perfecto estado, siguiendo en uso para ocasiones excepcionales como prendas enormes o simple capricho de hacerlo a la antigua, y siempre para refrescar al paseante.