Propiedades nutritivas de las cerezas
La dietética de la cereza
Por la gran cantidad de potasio que contiene (250 miligramos por 100 gramos), la cereza siempre se ha recomendado como diurético. La escuela de Salerno afirmaba al respecto:
Cereza, amable fruta, ¿qué de bienes nos procuras!
Halagas el gusto, vuelves los humores puros,
haces que en el cuerpo corra sangre nueva
y a los calculosos les das tu hueso.
Hay una cura depurativa que consiste en consumir sólo cerezas, al menos 1 kilo diario, para favorecer la eliminación de toxinas y limpiar el intestino con la celulosa que forma la carne de la fruta. Pero no se debe hacer sin consultar al médico, pues no se puede descartar el inconveniente de la fermentación digestiva. Además, si se bebe al mismo tiempo, la pulpa se hincha con el líquido en el estómago y en el intestino delgado.
Poco nutritiva (unas 60 calorías por 100 gramos, que provienen de los 12 a 17 gramos de fructuosa que contiene), fácilmente asimilable y bien tolerada por los diabéticos, la cereza, como toda la fruta roja, aporta vitamina A y vitamina C, pero también vitamina B. Las sales minerales que contiene, además del potasio que acabamos de citar, son sodio, magnesio y calcio.
El rabillo de la cereza se emplea como astringente y diurético, la corteza del cerezo se considera febrífugo. La cereza negra,griotte, produce por fermentación y destilación el kirsch, que, cuando se vende barato con el nombre de «fantasía», no es más que un licor de mala calidad perfumado con el ácido prúsico que contiene el hueso.
Además de emplearse en la tarta de cerezas y en los dafoidis [pasteles de cereza], esta fruta se transforma en mermelada, en fruta confitada (las griottes y las Montseerenry), en cerezas con aguardiente, con kinch y en jarabe de cerezas. Asimismo se hace un aperitivo dejando macerar las hojas del cerezo en muy buen vino blanco.
«¡Aquí están las fresas del bosque hermoso! ¡Y aquí mi cesta Henal», cantan las niñas jugando al corro.
Pero sucede con la cereza lo que en tantas otras manifestaciones de la vida, pues su bello y distinguido porte no responde en absoluto a sus cualidades alimentarias. En efecto, se trata de un fruto muy pobre en valores dietéticos que se limita a ofrecer su bajo contenido en azúcar, que generalmente no excede del 10 %